Por la llanura solitaria, los ecos suenan al azar, y en la cumbre la gloria espera, y el viento silba al pasar. Las estrellas invitan tu viaje, y sus luces son como un faro, vibra el corazón del viajero con la fuerza del mar claro.

Cada suspiro de vida es oro, y el cielo abierto es un hogar, y en la esencia de lo profundo, tu voz se escuchará.

  • Ángel de Saavedra Duque de Rivas